28 de julio de 2009

·Como las estrellas·

Es simplemente una reflexión más del campamento. Se trata de interiorizar lo más posible, por lo que existe dos versiones diferentes dependiendo de si eres chico o chica.



----chicos----

Último día de campamento. Estás reventado. Has llegado a casa después de 11 días inolvidables. Mientras llegas a casa y una vez allí, no paras de contar lo bien que te lo has pasado y todo aquello anecdótico. Te das una buena ducha y ya estás fresquito, tranquilo. Pero no pasan ni diez minutos cuando una sensación extraña te invade interiormente. No es una sensación agradable precisamente. Comienzas a andar por casa sin saber a donde ir. No hay nada que te pueda distraer. Te encuentras nervioso e incluso hiperactivo. Hasta tienes ganas de llorar.Y es ahora cuando piensas, ¿tanto echaba de menos mi casa?.
Comienzas a recordar sensaciones de los últimos 11 días. Las analizas. Buscas en la maleta esa carpeta llena de folios de dinámicas y oraciones, y las lees. Y lees y cantas las canciones. Y entonces ves la foto de tu grupo, esa maravillosa foto-regalo de tus monitores, que te aprecian. Le das la vuelta, y la encuentras dedicada por tus compañeros aguileños, osos menores, casiopeos o escorpiones. No diferencias entre conocidos y gente de otras ciudades, pues allí todos somos amigos. Entonces se te vienen a la cabeza uno detrás de otro todos aquellos momentos por los que ha merecido la pena no perderse el campamento. Te acuerdas de las mediocres comidas, de las hormigas, las duchas, los buenos días, la escalada, el lago, Guadalupe, la capilla que construimos… y, como no, la GENTE.
Ahora te invade la melancolía y las ganas de volver a vivir en familia.Pero ya es tarde. Estás frente a tu ordenador leyendo. Has vuelto a la realidad..Pero, ¿quién dice que sea tarde?



Alguien me dijo una vez. “De los momentos contigo, me llevaré los mejores”.
Disfruta los buenos momentos y que los malos no te desmoralicen.
Vive sonriendo, queriendo y con paz en el corazón.




----chichas----

Último día de campamento. Estás reventada. Has llegado a casa después de 11 días inolvidables. Mientras llegas a casa y una vez allí, no paras de contar lo bien que te lo has pasado y todo aquello anecdótico. Te das una buena ducha y ya estás fresquita, tranquila. Pero no pasan ni diez minutos cuando una sensación extraña te invade interiormente. No es una sensación agradable precisamente. Comienzas a andar por casa sin saber a donde ir. No hay nada que te pueda distraer. Te encuentras nerviosa e incluso hiperactiva. Hasta tienes ganas de llorar.Y es ahora cuando piensas, ¿tanto echaba de menos mi casa?.
Comienzas a recordar sensaciones de los últimos 11 días. Las analizas. Buscas en la maleta esa carpeta llena de folios de dinámicas y oraciones, y las lees. Y lees y cantas las canciones. Y entonces ves la foto de tu grupo, esa maravillosa foto-regalo de tus monitores, que te aprecian. Le das la vuelta, y la encuentras dedicada por tus compañeros aguileños, osos menores, casiopeos o escorpiones. No diferencias entre conocidos y gente de otras ciudades, pues allí todos somos amigos. Entonces se te vienen a la cabeza uno detrás de otro todos aquellos momentos por los que ha merecido la pena no perderse el campamento. Te acuerdas de las mediocres comidas, de las hormigas, las duchas, los buenos días, la escalada, el lago, Guadalupe, la capilla que construimos… y, como no, la GENTE.
Ahora te invade la melancolía, las ganas de volver a vivir en familia y de aprovechar al máximo aquel tiempo que perdiste.Pero ya es tarde. Estás frente a tu ordenador leyendo. Has vuelto a la realidad..Pero, ¿quién dice que sea tarde para vivir en familia? ¿ Quién dice que sea tarde para aprovechar tu tiempo al máximo?



Alguien me dijo una vez. “De los momentos contigo, me llevaré los mejores”.
Disfruta los buenos momentos y que los malos no te desmoralicen.
Vive sonriendo, queriendo y con paz en el corazón.






Herrera del Duque '09 ale.